jueves, 27 de octubre de 2016

novias

Me gustan las parejas. No sé, son tan blanditas. Yo quiero que todas las parejas sean felices y blanditas. Lo curioso, en los tiempos que corren, es que haya parejas que funcionen. Yo pensaba que ya era imposible, que cómo íbamos a aguantar a otra persona si no nos aguantamos a nosotras mismas porque es dificilísimo.

Normalmente me caen mejor los novios aunque siempre estaré a favor de la novias, supongo que por eso de sentirnos más cercanas a semejantes del mismo sexo. A los tíos también os pasa, la tía siempre es la mala.

Bien, lo primero es saber qué es una novia: una novia NO es tu madre, ni tu hermana, ni tu prima, ni una amiga a la que te tiras, ni mucho menos un colega, ni tampoco una de esas amigas de ese grupo tuyo de sólo amigas. Una novia es, en la mayoría de los casos, la que medio odia a ese grupo tuyo de sólo amigas. Y por tal, no puedes tratarla de igual manera que a los demás. Una vez sabido eso es conveniente, también, diferenciar tipos de novias. Sólo hay dos tipos: las que hablan con sus exnovios y las que no. Porque me caes bien, novio atento, te voy a dar un consejo: huye de la novia que toma cafés/cañas/mevoydetapas con su ex. Probablemente en el primer error del novio nuevo ella se vaya de cervezas con el novio viejo, le cuente el fallo del nuevo y luego las lágrimas y después, quién sabe, nadiemevaaentendercomotúyvamosalacama.

Las novias no necesitamos mucho, tan sólo tres cosas: atención, respeto y cariño. En ese orden. No necesitamos flores, ni tampoco a un chulo de playa que amenace con partirle la crisma al primer gilipollas que nos diga
cualquier mierda. Sin embargo, eso no hace que de vez en cuando nos apetezca alguna florecilla del campo y sentirnos protegidas. Protegidas, ojo, no defendidas. El fallo con el detallismo es que los novios casi siempre lo hacéis mal. No podéis agasajarnos al principio con cenas y regalos y luego apalancaros. A ti, que te la quieres ligar y quieres probar al a ver qué tal: no vayas en las primeras citas hecho un pincel con un ramo. Eso da mucho miedo, y si pasas la barrera ya la habrás malacostumbrado. Yo qué sé, regálale una chapa que te haga gracia o hazle un dibujo, a ser posible, feo.

También está el engaño. A una novia JAMÁS la vas a engañar. La novia tiene el control absoluto de todos tus movimientos. La novia es un animal que siempre va por delante. Piénsalo, tú no te acuerdas de fechas, pero ella
sabe los cumpleaños de tu madre, de tus hermanos, de todos tus colegas y de todo ese grupo de sólo amigas. Sabe cuándo te sacaste el carné de conducir, sabe cuándo es el cumpleaños de todas tus ex, de todos tus rollos, de ese amor platónico de cuando tenías quince años, sabe cuándo te tiraste a la primera y a la última, y cuándo te la tiraste a ella, tú no te acuerdas pero ella sí sabe cuándo empezasteis, cuándo hicisteis trescientos días, mil quinientos o cuarenta y seis. Es cuestión de combinar números y probar contraseñas en todas tus redes sociales, y tienes Twitter, Facebook e Instagram. Y si sigues siendo cani o un despojo social, tendrás hasta Tuenti. Tu novia sabe si sigues metiéndote en Badoo, o si en un arrebato de desesperación creaste una cuenta en Meetic. Así que es una pérdida de tiempo intentar engañarla. Normalmente, si no eres tan gilipollas de cometer el error, tu relación irá bien. Y si quieres dejarla y no sabes cómo, privatiza tus redes.

Las peleas. Las peleas son necesarias. No un calentón de tirarse cosas e insultarse. Las peleas de cruzar los brazos los dos sentados en el sofá y quedarse callados a ver quién mira al otro antes, ésas son las buenas. Peleas tontas de yo quiero un kebab y ver una película en el salón y tú quieres tomarte un gin tonic fuera y al final no hacéis nada. Discute a gusto con tu  novia sin levantar la voz, porque ella siempre va a ganar. Hay una cosa inamovible en una relación: las tías siempre llevamos la razón incluso cuando somos totalmente conscientes de que la lleváis vosotros.

En realidad no somos tan complicadas. No queremos cosas de vosotros, tan sólo queremos cosas con vosotros. No necesitamos detalles románticos de películas americanas, tan sólo queremos que aunque hayamos dicho ¡no a San Valentín! vengáis con un paquetito de Lacasitos. Ah, sí, es muy importante el chocolate. Nunca lo entenderéis. No estamos locas por eso de Freud y la histeria, estamos locas, básicamente, porque tenemos la regla. Y eso es algo muy importante para ti que eres novio. Somos un torbellino emocional por las hormonas. Y necesitamos chocolate. Así que después de toda la parrafada para que después hagas lo que te dé la gana, al menos, quédate con tres conceptos: chocolate, Espidifén y manta. Cuando no entiendas a tu novia, llévale esas tres cosas. Si no la engañas (porque no puedes) y tienes siempre una tableta de chocolate, ibuprofeno en sobre y una manta de viaje, ya te puedes dar con un canto en los dientes.



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