lunes, 7 de octubre de 2019

Simplificación

Llevo un verano vacío, no ha sido el peor de mi vida, no sé si alguna vez he tenido el peor verano de mi vida. Creo que todavía no.
Pero... Llevo todo el verano sin hablar de sentimientos porque me daba mucha vergüenza. Porque tenía miedo, o porque me daba poca importancia. El miedo es una constante, y desgasta mucho. Y el calor no ayuda. Y los viajes de tus amigos tampoco. Quizás sólo quería silencio. Por eso solo escuchaba.
Aunque Madrid vacío me gusta. Pero el pueblo lleno me asusta.
Tenía muchas ganas de septiembre, de otoño, de frío que no ha llegado. Y de cortarme el pelo.
El otro día me acordé de ti, me escuchabas, me escuchabas mucho y muy bien. Nadie me a escuchado tan bien nunca. O perdón, nadie me había gustado tanto que me escuchase. Te echo de menos. Pero no pasa nada porque ya es otoño, año nuevo. Año nuevo para mi siempre fue septiembre.
Año nuevo serías tú con tus tonterías que me hacían el día.
No importa, me he comprado unos zapatos nuevos, y tengo el abrigo más bonito del mundo que ya estrené el año pasado. Estoy muy contenta porque si. Aunque ya sabemos que todos los días no son fiesta.
Hay muchos planes, planes sencillos. Y eso me gusta. Y la nevera está vacía. Bien. me encanta ir a comprar, soy feliz en el supermercado.
En el supermercado nadie te presta atención. Siempre me he preguntado si las cajeras de supermercado se imaginan las vidas de sus clientes según lo que compran. Yo si lo haría.
En fin... Ya es otoño, no?
Joder que guay.

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